El perfeccionismo es un rasgo de personalidad que puede influir tanto de forma positiva como negativa en la salud mental de las personas. Por ello resulta importante diferenciar las dos vertientes del perfeccionismo:
- Perfeccionismo adaptativo (o saludable)
- Perfeccionismo desadaptativo (o patológico)
Perfeccionismo adaptativo
El perfeccionista saludable es aquella persona que establece metas exigentes y se esfuerza por alcanzarlas. Este logro de metas conduce a una gran satisfacción personal e incrementa su autoestima. No obstante, a pesar de que aspira a realizar su ejecución de la mejor forma posible, su autoestima no dependerá únicamente del logro de esos objetivos. Si comete un error lo considerará como parte ineludible del aprendizaje e intentará corregirlos en el futuro. Son personas que poseen un alto grado de autodisciplina, comprometidas con sus objetivos e intentan hacer un trabajo concienzudo y exigente.
En aquellas tareas que no admiten un gran margen de error, se prepararán meticulosamente para su trabajo y lo ejecutarán de modo exigente, prestando gran atención a los detalles. Así, por ejemplo, un cirujano o un controlador aéreo será extremadamente cauteloso y realizará su trabajo con gran esmero y precisión. Pero si está cocinando para unos amigos o planeando un viaje será menos exigente y podrá disfrutar de dichas actividades. Será consciente de que un error en estas cuestiones no tendrá mayores repercusiones y por tanto no le preocupará. Es capaz de conformarse con un resultado que no sea excelente.
El perfeccionista sano no tiene la necesidad de hacerlo todo bien siempre. Su seguridad y su autoconcepto no dependen de ser considerado una “persona ideal”. Establece metas altas, porque encuentra un placer intrínseco en hacer bien determinadas actividades. Las considera un desafío y eso le resulta estimulante. Una vez alcanza sus objetivos, disfruta de sus logros.
En este caso, el perfeccionismo puede ser un predictor de éxito, ya que se relaciona con el esfuerzo productivo y el deseo de superación, favoreciendo el desarrollo personal. Se trata de un rasgo que permite al sujeto adaptarse mejor al ambiente y que contribuye a su bienestar psicológico.
Los deportistas de élite, los artistas, los científicos y las personas con altas capacidades muestran altos rasgos perfeccionistas.
Perfeccionismo desadaptativo
El perfeccionista patológico se caracteriza también por buscar metas extremadamente elevadas. Sin embargo, y a diferencia del perfeccionista saludable, manifestará un intenso temor al fracaso. Si no logra alcanzar sus objetivos que se ha autoimpuesto, se evaluará de forma negativa. Así, basará su autoestima únicamente en sus altos estándares de rendimiento.
A diferencia del perfeccionista saludable, no establece metas altamente exigentes por su inherente deseo de mejorar, sino que está motivado por el miedo al fracaso. Suele clasificar sus experiencias en dos categorías opuestas: todo o nada, malo o bueno, perfecto o inútil. Por tanto, construye una versión del mundo y de sí mismos en términos de “blanco o negro”, sin matices. Cuando no logra alcanzar un objetivo, lo percibirá como un fracaso absoluto y se criticará a sí mismo de forma extrema.
El perfeccionista patológico evalúa sus metas de forma distorsionada, en la que los errores cobran una importancia excesiva. Asimismo, suele menospreciar los éxitos alcanzados. Es decir, el perfeccionista tiene una atención selectiva hacia los errores, pasando por alto todo aquello que sí ha hecho correctamente.
Así, por ejemplo, es posible que un ponente que haya sobrepasado un poco el límite de tiempo o haya olvidado mencionar algunos aspectos durante su conferencia, haya dado igualmente una charla excelente y sea incluso felicitado por su audiencia. Pero bastará con haber cometido esos pequeños errores para que lo experimente como un fracaso que engloba a toda su persona. Volverá a su hogar cabizbajo, rumiando una y otra vez acerca de los fallos cometidos, ignorando sus éxitos.
Así pues, el perfeccionista desadaptativo mantiene creencias tales como:
- “Si me esfuerzo siempre al máximo puedo evitar cualquier error y descuido”
- “Si cometo un error significa que soy un incompetente”
- “Mi mérito depende de lo bueno que soy y de mi excelente desempeño”
- “Los demás me rechazarán si cometo un error o manifiesto una imperfección”
- “Si soy perfecto, me admirarán y no existirán motivos para ser criticado o rechazado”
En el perfeccionista desadaptativo se puede observar una baja autoestima, ya que se valora a sí mismos en función de factores externos. Se juzga por lo que hace y no por lo que es. Se siente vulnerable frente a la posibilidad de que se le critique. Este temor le conduce a estar constantemente alerta y tenso, manifestando altos niveles de preocupación.
Por consiguiente, las características principales del perfeccionismo desadaptativo son las siguientes:
- Establecimiento de metas personales muy elevadas para uno mismo, que influirán de manera excesiva en la autoevaluación de la persona.
- Preocupación por los errores: tendencia a interpretar los fallos como un fracaso y creer que perderá el respeto de los demás por culpa de éstos.
- Miedo al fracaso.
- Cuando logra alcanzar la meta propuesta, suele minimizar sus logros.
- Pensamiento dicotómico: “todo o nada”.
- Sensación crónica de que los proyectos no se han completado de forma satisfactoria, de que siempre falta algo, siempre ha habido algo que no ha hecho bien.
- Énfasis excesivo en el orden, la organización y la precisión.
- Tendencia a la procrastinación (posponer tareas hasta que no estén “perfectas”).
Mientras que el deseo de excelencia del perfeccionista sano le procura placer, al perfeccionista patológico le supone una fuente de sufrimiento, pudiendo interferir en su funcionamiento cotidiano.
Repercusión del perfeccionismo desadaptativo en la salud mental
El perfeccionismo desadaptativo representa un factor de riesgo para diversas psicopatologías, tales como:
- Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa, bulimia y trastorno por atracón). La constante búsqueda de la perfección y la imposición de expectativas poco realistas están relacionadas con la necesidad de una apariencia física o delgadez extrema. El perfeccionismo no sólo constituye un factor de riesgo para el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria, sino que además contribuye a que los síntomas se mantengan en el tiempo: insatisfacción constante con el propio cuerpo, la búsqueda de la delgadez (incluso pudiendo llegar a la muerte por inanición) y los atracones.
- Trastornos de ansiedad; especialmente ansiedad social: se ha demostrado como aquellas personas que sufren de fobia social, muestran puntuaciones altas en aquellas pruebas que miden el perfeccionismo desadaptativo. Estas personas están constantemente preocupadas por la imagen que están proyectando a los demás, conducidos por el miedo a perder la valía social que necesitan. Esto conlleva que se estén constantemente analizando en situaciones sociales, no se muestren espontáneos y no puedan disfrutar de las relaciones sociales. Tras acabar la interacción evaluarán una y otra vez los posibles errores cometidos y cómo ello puede haber arruinado sus relaciones. Esto conlleva tanto sufrimiento y fatiga, que acaban evitando cada vez más situaciones sociales.
- Depresión: el establecer expectativas de perfección que no son capaces de lograr, provoca en los perfeccionistas una sensación de fracaso, frustración, percepción de inferioridad y culpa excesiva, pudiendo finalmente desarrollar un episodio depresivo.
- Trastorno obsesivo- compulsivo (TOC): este trastorno se caracteriza por la presencia de obsesiones (en forma de pensamientos, impulso o imágenes recurrentes) y compulsiones (conductas o actos mentales que se ponen en marcha para disminuir la ansiedad provocada por la obsesión). Las investigaciones muestran cómo las personas diagnosticadas con un trastorno obsesivo-compulsivo suelen presentar elevados rasgos de perfeccionismo desadaptativo y un sentido exagerado de la responsabilidad. Asimismo, presentan intolerancia a la incertidumbre, tendencia a sobreestimar las amenazas y fusión pensamiento- acción (creencia de que el simple hecho de haber tenido un pensamiento negativo equivale a haberlo puesto en práctica). Además, el perfeccionismo constituye un factor de mantenimiento de este trastorno, por lo que resultará crucial abordarlo durante la intervención.
- Trastorno obsesivo de la personalidad: es importante no confundir este trastorno de personalidad con el TOC. Mientras que el TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones (pensamientos recurrentes que generan malestar) y compulsiones, éste no es el caso de las personas con un trastorno obsesivo de personalidad. Estas personasse caracterizan por un patrón dominante de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la franqueza y la eficiencia que comienza en las primeras etapas de la vida adulta.
- Perfeccionismo y crítica paterna
- Las personas perfeccionistas suelen haber crecido en hogares con aprobación condicionada, dónde el error significaba la pérdida del amor paterno. Se trata de padres exageradamente críticos con sus hijos cuando éstos cometen errores y el niño otorgará a estas evaluaciones de los padres una importancia excesiva.
- Por ende, el niño que es juzgado duramente cuando comete un error, vivirá cualquier equivocación con ansiedad y temor. Así, procurará ser perfecto y no equivocarse nunca con el fin de complacer a estos padres tan severos.
- Dado que el amor de sus padres parece estar condicionado por el buen desempeño de sus hijos, éstos crecerán creyendo que nunca se puede llegar a ser lo suficientemente cuidadoso, trabajador, previsor y organizado. Realizarán verdaderos esfuerzos por satisfacer las altas expectativas de sus padres. La autoestima de estos niños estará indisolublemente ligada a su propia imagen como una persona competente y triunfadora.
- Sin embargo, las experiencias infantiles por sí solas no son la única causa por el que las personas desarrollan rasgos de personalidad perfeccionista. Hay aportaciones biológicas que favorecen el desarrollo de distintos tipos de personalidad. La predisposición biológica puede ser estimulada o inhibida según las percepciones y experiencias de los primeros años de vida. Asimismo, cabe resaltar que el perfeccionismo en la infancia se relaciona con la superdotación.
Perfeccionismo y crítica paterna
Las personas perfeccionistas suelen haber crecido en hogares con aprobación condicionada, dónde el error significaba la pérdida del amor paterno. Se trata de padres exageradamente críticos con sus hijos cuando éstos cometen errores y el niño otorgará a estas evaluaciones de los padres una importancia excesiva.
Por ende, el niño que es juzgado duramente cuando comete un error, vivirá cualquier equivocación con ansiedad y temor. Así, procurará ser perfecto y no equivocarse nunca con el fin de complacer a estos padres tan severos.
Dado que el amor de sus padres parece estar condicionado por el buen desempeño de sus hijos, éstos crecerán creyendo que nunca se puede llegar a ser lo suficientemente cuidadoso, trabajador, previsor y organizado. Realizarán verdaderos esfuerzos por satisfacer las altas expectativas de sus padres. La autoestima de estos niños estará indisolublemente ligada a su propia imagen como una persona competente y triunfadora.
Sin embargo, las experiencias infantiles por sí solas no son la única causa por el que las personas desarrollan rasgos de personalidad perfeccionista. Hay aportaciones biológicas que favorecen el desarrollo de distintos tipos de personalidad. La predisposición biológica puede ser estimulada o inhibida según las percepciones y experiencias de los primeros años de vida. Asimismo, cabe resaltar que el perfeccionismo en la infancia se relaciona con la superdotación.
Perfeccionismo y expectativas sociales
Las sociedades actuales cada vez están sometidas a mayores niveles de exigencia, fomentando los rasgos perfeccionistas desadaptativos. Vivimos en una sociedad en la que la búsqueda de altos estándares y un alto nivel de rendimiento es valorado y reconocido socialmente. Se enfatizan los logros académicos y laborales en detrimento de otro tipo de características que pueda manifestar el individuo.
Los parámetros para considerar a una persona exitosa son cada vez más exigentes: se debe poseer capital económico (como puede ser un coche caro o un móvil de determinada marca), ostentar múltiples títulos académicos, presentar un físico atractivo, tener gran cantidad de amistades, haber viajado, etc.
Según la etapa vital en la que se encuentre el individuo, se generarán distintas expectativas. A medida que se cumplen más años, aumentan las exigencias sociales y con ellas el nivel de presión y autocrítica de los individuos. Así, por ejemplo, se considera que a partir de los 30 años se deberá poseer una casa propia, una carrera, un trabajo fijo que procure la autorrealización, una pareja estable, tener hijos, etc.
La sociedad establece una especie de ruta estándar lineal y obligatoria a seguir. Las personas aspirarán a convertirse en lo que la sociedad espera de ellas con el fin de ser consideradas exitosas. Muchas veces se pensará que la felicidad y la admiración dependerá de cumplir esas metas impuestas, ignorando los propios deseos y necesidades. Así pues, se generará una lucha diaria por alcanzar ese ideal.
No obstante, si el modelo para ser exitoso no se alcanza, se puede desarrollar una percepción de haber fracasado. Al no cumplir las metas impuestas por la sociedad, se puede ser apartado del sistema, siendo tildado de “raro” o “perdido” por el entorno. Este miedo a ser excluido y a “fracasar” se convierte en algo que genera mucho malestar. El individuo estará constantemente esforzándose por ganar más, estudiar más, adelgazar más, conseguir más “likes”, etc.
Al valorar únicamente el resultado, no se disfrutará del proceso. Tampoco se podrá apreciar y valorar lo que realmente se quiere y necesita en cada momento, independientemente de lo que la sociedad dicte. Se percibirán los errores como una falta de valía personal, en lugar de algo natural y como una parte necesaria para el aprendizaje. Se atendrán a los altos estándares impuestos por los demás con el objetivo de conseguir su aceptación. De tal forma se pondrá en manos de los demás la propia valía personal, desarrollando una autoestima muy frágil.
¿Se puede tratar el perfeccionismo desadaptativo?
Tal y cómo se ha indicado, el perfeccionismo desadaptativo no constituye en sí un trastorno, sino un rasgo de personalidad. Este rasgo puede ser promovido por nuestro entorno (nuestra familia y la sociedad en la que nos encontramos inmersos). Del mismo modo, el perfeccionismo desadaptativo puede transformarse en uno más saludable.
Para ello se deben abordar las creencias irracionales inherentes al perfeccionismo. Así, por ejemplo, se tratará el pensamiento dicotómico (“todo o nada”). La persona cree que o bien se es perfecto o se es inútil, sin poder apreciar que, aunque no se logren los resultados esperados, esto no implica que los resultados no sean satisfactorios.
El terapeuta ayudará a que la persona pueda navegar entre los grises en lugar de moverse en el “blanco o negro”. Asimismo, será importante que pueda fijarse objetivos realistas. Se trabajará para que los errores dejen de tener una connotación negativa y se puedan empezar a verlos como fuentes de aprendizaje.
Asimismo, se suavizará esa autocrítica voraz y se procurará que la persona no se evalúe a sí mismo únicamente en términos de logros y fracasos. Conviene que entienda por qué se generaron esas creencias disfuncionales y por qué sigue manteniendo las conductas perfeccionistas en el presente, a pesar del sufrimiento que le generan.
Como resultado de modificar las creencias irracionales, se reducen los niveles de ansiedad y angustia. Al adoptar una perspectiva más adaptativa, más flexible, se minimizan las consecuencias negativas del perfeccionismo.
En suma, resulta crucial poder identificar las tendencias perfeccionistas desadaptativas para evitar futuras psicopatologías. En el Instituto De Psicología Morgenstern podemos brindarte nuestro apoyo tanto en la detección como en la intervención de dichas tendencias.
Referencias bibliográficas
Alonso Gonzalez P. (2019). Perfeccionismo en salud mental. Facultad de ciencias humanas y sociales: Universidad Pontificia Comillas, Madrid.
American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Amores Hernández Á. (2017). Perfeccionismo, miedo al fracaso y síntomas depresivos. Facultad de ciencias humanas y sociales: Universidad Pontificia Comillas, Madrid.
De Rosa, L. (2012). Factores mantenedores del perfeccionsimo desadaptativo o clínico. IV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. Facultad de Psicología: Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Mallinger A., De Wyze J. (2010). La obsesión del perfeccionismo. Soluciones para acabar con el control excesivo. Editorial Paidós.
Scotti, D., Sansalone P. y Borda T. (2011) Autoestima, miedo a la evaluación negativa y perfeccionsimo: un estudio comparativo en población clínica y en población general. IIICongeso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. Facultad de psicología: Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.